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Estas líneas...

+ Ayuntamiento, todos contra todos; Otto y Manuel, lo oculto los une; Profepa, por fin aparece en San Carlos

 

GUAYMAS, Son.- El ayuntamiento de Guaymas es un enlonado donde la riña campal no distingue colores.

Hasta los regidores “finitos” perdieron forma al ser subidos al ring bajo sospecha de aceptar sobornos –imagínese usted: sumar empresarios al saqueo municipal—del tesorero Municipal, por una parte, y del secretario, por otra, lo cual agrega leña a la hoguera entre los grupos autores de intrigas palaciegas.

Como decía Jack, aquel inglés dedicado a la disección (el destripador, pues), vamos por partes:

En la pugna del actual alcalde y empleados, contra el exalcalde y los suyos, se habló sobradamente de la tunda al germano Claussen por Alán Jaramillo en una radio local, cuando el hermosillense nacido en Guaymas era cuestionado por evadir un citatorio de la Contraloría local.

Pues el argumento utilizado por el señor que no explica dónde quedaron 400 millones de famoso préstamo bancario –la gente cree que se los robó--, fue el mismo utilizado por el diputado Manuel Villegas para no llegar a la cita de viernes pedida desde el lunes previo por él mismo. No llegó porque “no estaban dadas las condiciones”. En realidad lo estaban `cazando´ personas que le piden becas y no les cumple.

El “temor de ser agredido” hizo que el ahora diputado sin partido --no necesita, ahora será candidato independiente—, se retirara. Como Jaramillo al Claussen gastalón, la respuesta fue la misma. El alcalde Lorenzo de Cima le dijo que si se sintió amenazado por algo, podía darle las garantías necesarias y eso lo sabe Villegas, que fue secretario de la comuna entre 2006 y 2008, cuando se tuvo que ir por falta de confianza de su jefe.

Hasta Carito Lara, la diputada, agredió por escrito en redes a Lorenzo, llamándolo mil cosas. Los troleros de Lorenzo la pusieron como cordel de cerdo y lo menos que le dijeron es que ni panista es y aparte, habría vendido su criterio por un plato de lentejas ante el poder estatal.

Pero los pleitos municipales escalan y se potencian. El jueves hubo agarrón de regidores y un día después terminaba el round con el siguiente resultado: se va el tesorero, pero también el secretario.

Otra vez, requiero la labor quirúrgica del inglés aquel:

Enojados los regidores porque no los pelan (ellos dicen), exigieron cuentas carnavaleras de nuevo. Y de nuevo nada pasó; y elaboraron un escrito que firmarían 14 polícromos, tardándose en hacerlo Marcos Ulloa, de Movimiento Ciudadano. Lo esperaron hasta el último minuto y firmó, pero como estaban juntos todos, sale del recinto donde los regidores conspiran, y llama al secretario Jaramillo.

Sobrevino el enojo de sus compañeros y la consecuencia es que, al reclamo, lo vieron airarse y se rajó, así lo dijeron, de haber firmado. Incluso se describe la ira mutua con el priísta Alfonso Uribe, que llegó al grito de “es personal ¿está claro?”.

Como siempre lo hacen, los dos llamaron a otro Uribe, Germán, hermano mayor del regidor y amigo de Marcos. Pero esta vez no hubo reconciliación. Germán entendió lo que piensan uno del otro y mejor se hace a un lado. Y Marcos entiende eso de la filia.

Alfonso Uribe es el receptor de quejas de carnavales en el trienio anterior, director como fue del Instituto de Festividades que existe legalmente, pero en la práctica Lorenzo lo desapareció de un manotazo para que hiciera negocio el primo de su secretario particular. Pero ni hubo negocios, se perdió un dineral y de paso el alcalde quedó mal ante el pueblo por lo que parece otra leperadota.

Volviendo al tema, la riña en el Cabildo llegó al extremo y el propio Uribe espetó a Jaramillo: si se va el tesorero, se va también el secretario. Eso reflejaría de qué lado están, pero tampoco se ignora desde hace meses que el señor de los dineros, Arturo Lozano, traiciona a Lorenzo haciendo cosas en lo oscurito. El munícipe lo sabe ya, pues el plazo de 15 días para salir de ese cargo, parece haberse acortado.

No lo aprobarán, dicen los regidores. Pugna personal pues, no de funciones ciudadanas, y reflejo de dónde están sus amores. Los ediles no son ejemplares, por qué no decirlo, y caen también en desprestigios como el que han acarreado alcaldes al esconderse en la opacidad de las cifras y traicionar el voto popular para enriquecerse a costillas de un pueblo cada vez más pobre.

Ahora circulan en el ciberespacio facturas y copias de cheques entregados a regidores, y hasta han involucrado a empresarios como Enrique Hudson y Eduardo “Pin” González, en la recepción de “apoyos”, “embutes” o “chayotes”. El troleo municipal es el principal difusor, lo cual se cargará a la factura del sucesor de Águeda Barojas, la comunicadora que se cansó de proponer sin ser escuchada y regresó al lugar que nunca debió dejar.

El malo ahora será Eduardo Ramos, un reportero hermosillense. Si, de allá. Recuerde usted que los alcaldes siempre emplean a gente de fuera, trabajen o no. No es raro que vuelva a ocurrir.

No termina allí el asunto. La tarde de lunes surge un audio donde se escucha la voz de Jaramillo, presuntamente hablando con Lucano, hermano del alcalde. Hablan con palabras fuertes, de apurarse para ganar “algo de lana”.

Según el secretario, está editado y ya lo ubicó. Sería una charla con el tesorero, el “Judas” de Lorenzo, donde tocó algo de esos temas en distinto contexto, pero el resto es una entrevista que le pidió el regidor azul Raúl Gabriel Sánchez.

Que aparezca Lucano de Cima, un abogado de prestigio y persona de bien, tiende a situarlo como poder tras el trono en la comuna. Es un “te lo digo Juan, para que lo entiendas Lencho”.

Por lo obvio, al siguiente día ya estaba pedida la bola al lavandero. Pero, al modo, presume fortaleza por sus negocios –con dinero del pueblo, claro-- con hermosillenses nacidos en Guaymas y no hubo precisión si se va este miércoles o no. Eso de que los regidores no le aprobarán al alcalde al sucesor, despreocupa, pues un encargado de despacho resuelve el problema.

Esto no termina. El encono de gente poco capacitada para manejar millones de presupuesto, les hace perder el sentido del orden, la decencia y hasta el equilibrio emocional.

Solo de paso, le diré que el tesorero quiso verle la cara a quienes envían dinero federal para seguridad pública… otra vez.

Lo hizo en 2015 con uniformes para policías que nunca llegaron, pese a lo cual apareció una factura pagada por Tesorería, con su firma, por casi tres millones de pesos, que luego se supo, se repartieron entre él y un empresario de Hermosillo. Hoy la vuelve a hacer, anunciando que compró equipo donde sobresalen chalecos antibalas. Pero ahora fue más dinero.

Salió bravo el dueño de lavandería que también extiende sus vengancitas contra quien le gana contratos para dar servicio a empresas. A ver qué hace ahora que lo corran. En cuanto a Jaramillo, ganaría la partida a los “fresitas”, pero los vicios dejados en lo político lo harán tronar pronto, ya verá usted.

TIROS RAPIDOS

1.- PROFEPA sabe del desorden en playas guaymenses y de todo Sonora. En playa San Francisco, la más grande de San Carlos, hace tiempo se hacen cosas al margen de la ley, pero es bueno ver que ahora, ante la fuerte inversión cercana de conocido grupo empresarial, ponen orden y clausuran la construcción de una palapa que se opone a los usos de suelo de esa riquísima zona, turísticamente hablando.

Fueron casi 3 hectáreas las traspasadas para desarrollar condominios y la operación por algo así como 160 millones de pesos, deja unos 3 millones de ingresos para la comuna.

2.- PASA, la recolectora de basura que no trabaja bien, pero tampoco le pagan bien, no tarda en volver a cobrar el atraso que suma más de 12 millones de pesos. Debiera la comuna recuperar esa obligación.

3.- Hay líos en el Alto Golfo por la protección ambiental, pero los pescadores andan alebrestados también en todo el litoral: les están afectando la aguamala, el calamar gigante y hasta la jaiba y otras especies de arribazón y rápido retiro de estas aguas. No responde, Conapesca o Profepa, a las exigencias del hambre y ésta, señores, es mala consejera.