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Estas líneas...

+ San José bien vale una misa; a oscuras, denuncias de malos manejos; en el río revuelto nadan ejidatarios, terratenientes, desarrolladores, líderes sociales o de partidos, políticos y hasta funcionarios públicos


SAN JOSÉ, GUAYMAS.- Aquí están los primeros indicadores de presencia humana regional y vestigios de la colonización española que creó a San José de la Laguna, antecedente de lo que siglos después sería Guaymas, llamado “El puerto de puertos” por Francisco de Ulloa, uno de los capitanes de la Armada de Hernán Cortés, durante sus primeras exploraciones en 1531.

Habría crecido la tarea pesquera, minera y agropecuaria, pero los asentamientos establecidos por la espada y la cruz no prevalecieron, por la incursión nativa para saquear y matar a los invasores.

Aquí nació uno de los ejidos más grandes del país en el porfiriato. Al terminar la Revolución que el sistema materialista a ultranza que nos dirige intenta hacernos olvidar, se ratificó como entidad social dueña de unas 13 mil hectáreas. Le quedan unas 7 mil.

El resto se usan en aeropuerto, carreteras, estaciones eléctricas, escuelas y fraccionamientos habitacionales de esos donde se refleja el egoísmo voraz de “desarrolladores” de vivienda que, confirman los expertos, crean la neurosis colectiva en quienes los habitan y por ello el elevado indicador de delincuencia de todos tipos, pese a lo cual la autoridad los sigue tolerando.

Al alcanzar a San José la mancha urbana, crecieron los problemas.

Tanto, que Caín y Abel aparecen cuando Jesús Garza, cabeza del Comisariado Ejidal, ve disidencia y al aprestarse a combatirla, advierte que ocupa una quijada de burro. Eso es otra cosa en la embestida en la cual aparecen funcionarios federales, estatales, empresarios principalmente del ramo inmobiliario, abogados que defienden causas y se benefician de ellas; y ejidatarios, por supuesto, que hablan de la fiesta según les vaya en ella.

Como dicen los viejos dirigentes: “en esto no hay inocentes”. Hasta fondo electoral hay en este licuado de grilla. Todos explican causas a su favor, pero todo conduce hacia el tema de tierras que quedarían en sus manos por las buenas o por las malas. Ahora hasta pozos de agua están en la olla de cangrejos.

El ejido, hoy, sostiene litigios con particulares que se posesionaron de 200 o 300 metros para crear una vivienda, y otros que ocupan 300 hectáreas; los “apoyan” luchadores sociales –antes les decían “grillos”-- y por supuesto, partidos izquierdosos.

Hay el caso de una escuela construida en suelos que costaron cientos de pesos el metro, pero en las cuentas al parecer solo 30; o desarrolladores adquiriendo decenas o centenas de hectáreas escandalosamente subvaluadas; crece la queja de posesionarios hablando de amenazas por parte de asesores legales de funcionarios federales; o de los que dicen representar a esos funcionarios y aprovechan para exigir “moches” en su nombre.

El escándalo comenzó allí. La respuesta en marcha de distintas vertientes, pareciera una acción concertada contra el actual dirigente. Si es así, el tamaño de sus enemigos lo aplastará aún si la Ley lo protege, como debiera protegerlo el procedimiento de suspensión provisional camino hacia un amparo solicitado por el Garza Osuna dirigente, contra la gente del Garza Osuna disidente. El juez ordena “Déjense las cosas como están”, pero el interés en medio parece superar la autoridad del juez.

¿En qué va a terminar la violación consuetudinaria a la Ley que hasta el pasado Comisariado ejidal se cometía en San José de Guaymas? Se ve nublado el panorama por los muchos que le agarraron la pata a la vaca y que se atreven a tirar la primera piedra contra quien los exhibe ahora, para que devuelvan lo perdido.

DESALOJO, SOLO LA AUTORIDAD

Quienes luchan sinceros por un lote dónde asentarse y tener un patrimonio, no tienen problema. Me explican estos puntos:

1.- El único que los puede desalojar es el magistrado del Tribunal Unitario Agrario, en este caso asentado en Cd. Obregón.

2.- El ejido San José de Guaymas no ha cumplido con el compromiso de celebrar una asamblea de formalidades especiales desde que en el Tribunal Unitario Agrario le entregó el cheque por el pago total de 150 hectáreas.

3.- El ejido solo aprobó vender 150 hectáreas de 300 que ocupan los posesionarios demandados en el TUA de Ciudad Obregón.

4.- Hay un acta de asamblea con firmas de los posesionarios, donde aceptan que la SEDATU les compre las 150 hectáreas que el ejido aceptó vender.

5.- El conflicto entre los posesionarios y el Ejido por las tierras ocupadas tiene más de 50 años.

6.- El ejido ya ha ganado juicios a varios posesionarios en el TUA y esta autoridad ordenó que se cumpliera con las sentencias y que desalojaran con apoyo de la fuerza pública.

7.- Si algún posesionario quiere más tierra propiedad del ejido, debe solicitar por escrito al propio ejido y esta solicitud la resuelve en forma individual la Asamblea de ejidatarios, en el orden del día que para el efecto convoque el comisariado ejidal.

8.- Durante el proceso de regularización de estas primeras 150 hectáreas por parte de Sedatu, había 106 posesionarios a quienes el ejido demandaba la desocupación. Como no ha terminado el proceso en el resto de los suelos, el litigio permanece en el TUA de Ciudad Obregón.

9.- Por razones de Ley y del derecho a la información al que apelen los ciudadanos, cualquier información adicional del tema se le puede solicitar al magistrado del Tribunal Unitario Agrario en esa ciudad.

El resto de los interesados –empresarios, abogados, liderazgos ejidales disidentes, políticos o líderes de partidos—, tienen toda esta información, por ello la complicación de un caso que solo era conducido hacia la aclaración de negocios por montos no reflejados en la contabilidad de varias administraciones previas.

Como dijera el responsable de administrar las finanzas de Barak Obama durante la campaña para llegar a la Presidencia de los Estados Unidos, exasperado al no hacerse entender por un asesor novato: “¡Es la economía, estúpido!”. El dinero, pues.

Y 4 mil hectáreas de la “pechuga del pollo” que aún le quedan al ejido, como París, bien valen una misa.