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Estas líneas...

+ Se les dijo, no atendieron y ahora deben parar las obras del bulevar Encinas; colapsa la línea de drenaje y están en riesgo 23 MDP; CECOP, Salud, Cofepris, Profepa y CEA, abandonan a los guaymenses; gobernador y alcaldesa deberán imponer orden

 

GUAYMAS, Son.- Se les advirtió, pero funcionarios y constructores se obnubilan al ver un enemigo en todo aquel que les señala posibles fallas.

Casi 23 millones de pesos ruedan hacia el caño en el bulevar Luis encinas, por una pavimentación que soslaya el colapsado sistema conductor de aguas negras construido con las mejores especificaciones en 1992, al crearse esa transitada vía.

La antigua calzada se transformó en el atractivo bulevar, cuando el recordado empresario Julio Luebbert Duarte influía en las decisiones favorables a la comunidad y convocó al constructor Alfonso Valencia a aplicar su capacidad y experiencia en esas obras.

Hoy, se vuelve a recordar que durante años, las denuncias por corrupción se acumulan en empolvados archivos de la Fiscalía de Sonora o en las contralorías, como aliento a la impunidad que tanto ha daño a los guaymenses.

En este momento hay 27 denuncias por desvíos en el trienio de Sara Valle y esas instancias demuestran no querer hacer su trabajo. Ni hablar de trienios anteriores.

Lo anterior es porque, de nuevo, un socavón dañó 2 autos y lesionó a sus ocupantes, como ocurrió 3 semanas atrás en el bulevar Luis encinas, donde improvisadamente trabaja una empresa desconocida, sin supervisión, sin licitación y sin atender advertencias de no tirar tanto dinero a la basura –es un decir, pues la idea general es que termina en el bolsillo de funcionarios y constructores—, al aplicar una delgada capa de asfalto sobre una colapsada línea de drenaje.

Hay mucha contaminación, pero la Secretaría de Salud del Dr. Alomía no se da por enterada; la Cofepris (¿Existe en Sonora? Su página de transparencia me deja a oscuras), igual; y la Profepa, con una página que consigna como delegado a otro cuestionado, Santiago Luna, quien fue despedido hace mucho.

La extremidad inferior introducida con ese proyecto oscuro y desconfiable de cabo a rabo, será una nueva carga política en la espalda del coordinador estatal para la Concertación de la Obra Pública (CECOP), Carlos Zataráin, por descuidar detalles elementales pese a que es su calle, por donde llega a su casa cuando visita su pueblo.

Otro señalado sería el presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción en Sonora, Jorge Aguirre, primero porque hay equipo de sus constructoras en el lugar y debe explicarlo; y segundo porque se desgarra vestiduras exigiendo contratar a constructores locales en la obra pública que se hace en Hermosillo, pero desplaza a sus colegas en el resto de los municipios.

Ahora que el gobernador explicó cómo se malinterpretó su expresión de tener amigos apoyando con proyectos ejecutivos, reiteró su llamado a la transparencia, a alejar la corrupción, es oportuno aclarar lo que pasa en Guaymas para erradicar la creciente sospecha sobre el esfuerzo material en marcha.

La tarde de martes cloraban lodos sobre los cuales habían vertido cal, tras el brote de millares de metros cúbicos de aguas negras; personal con maquinaria arreglaba el socavón y tubo colapsado; la movilidad se ordenaba y se llamaba a no consumir alimentos en el área, además de volver al uso de tapabocas.

Pero todo esto lo hacía el Ayuntamiento, ante la indolencia de la Comisión Estatal del Agua y su letanía sobre la falta de recursos.

Es que estamos a pocos días de iniciarse el principal lapso vacacional del año, cuando llegan por miles los viajeros a disfrutar unos días de asueto. Imagine lo que encontrarían.

Se espera el manotazo en el escritorio por parte del gobernador para que el jefe del Cecop despierte. Igual de la alcaldesa Karla Córdova, quien ya exigió cuentas y habría logrado algo para resolver la emergencia. Este miércoles debe anunciarlo.

Tal vez hasta haya apertura de expedientes para llamar a cuentas y, ahora sí, castigar a los responsables de incumplir con la ley y provocar estos colapsos tan perjudiciales a la cotidianeidad guaymense.

CABORCA BAJO FUEGO

Caborca vivió otra etapa bélica a cargo de grupos armados que controlan el área, con 7 muertos, dos de ellos ajenos a la trifulca armada; varios heridos, así como daños por incendio y disparos.

La zona ejemplifica el avance de la criminalidad, donde el poder formal parece desplazado por los delincuentes y su capacidad de fuego.

Y preocupa escuchar a los fiscales Claudia Indira Contreras (FGJS) y Francisco Sergio Méndez (FGR), cuando al explicar los hechos, lo hacen sus escuetos y repetitivos boletines.

El delegado de la Fiscalía federal dije que lograron “disuadir” –el texto utilizaba la palabra “contener”, pero la esquivó— con fuerzas de los tres órdenes de gobierno, a los delincuentes, que “se dispersaron inmediatamente para evadir la acción de la justicia”.

Dejan sangre, muerte y destrucción, pero “se dispersan” –huyen, pues-- por la “disuasión” de la fuerza pública de los tres niveles de gobierno. Qué papelón.

Algo bueno, dentro de lo malo que vive Caborca: no habrá festejos del 6 de abril, cuando se recuerda la defensa del pueblo en 1857 contra los filibusteros franceses.

El alcalde Abraham Mier lo anunció reflejando la angustia de gobernar “un pueblo que siente la impotencia y la frustración ante la violencia”.

Dos personas de bien, por culpa de la perversa delincuencia, hoy están muertos. Tiene razón al sentir que las cosas llegaron demasiado lejos.

LE LLUEVE AL SECRETARIO

A Jorge Taddei, delegado del Bienestar en Sonora, le llueve en su milpa por decir cosas sin pensar, como esa desafortunada gracejada tuitera tras la quema de imágenes de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el zócalo de la CDMX.

El bombardeo viene de quienes ven en estas expresiones, motivos de la crispación que vive el país y conducen a reacciones violentas.

Puede perder mucho el encumbrado funcionario estatal.