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Mubarak renunció

Pero será el Ejército el que controle el poder

 EL CAIRO, Egipto, 11 de Febrero de 2011.- La era Mubarak terminó en este milenario país, la República Araba Unida, después de 30 años de control político ejercido por la cabeza de esta corriente.

El presidente Hosni Mubarak no pudo soportar la presión social y renunció, anunciando que entrega el poder a las fuerzas armadas, vencido al final por una ola de manifestaciones que duraron 18 días y donde tomaron parte cientos de miles de ciudadanos.

''El pueblo derrocó al presidente'', coreaba la multitud frente al palacio presidencial y una multitud estallaba en júbilo en la plaza central Tahrir de El Cairo.

Hicieron ondear banderas mientras se escuchaban bocinazos y disparos al aire en la ciudad de 18 millones de habitantes, luego que el vicepresidente Omar Suleiman anunció la renuncia por la televisión nacional al anochecer de este viernes egipcio.

Mubarak intentó aferrarse al poder al ceder algunas atribuciones a Suleiman sin abandonar la presidencia, pero una explosión de protestas rechazó esa decisión. Eso, dicen los analistas políticos, pudo impulsar a las fuerzas armadas a obligarlo a renunciar. Fueron las protestas más grandes desde que comenzó el movimiento el 25 de enero, donde un grupo de activistas juveniles en la internet creó el movimiento de masas alimentado por el malestar generalizado por el autoritarismo, la corrupción y la enorme brecha entre ricos y pobres.

''En estas circunstancias difíciles que atraviesa el país, el presidente Hosni Mubarak ha resuelto dejar su puesto como presidente de la república. Ha encargado al consejo de las fuerzas armadas que dirija los asuntos de estado'', dijo Suleiman con rostro serio.

El político opositor y premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei, cuyos simpatizantes están entre los jóvenes activistas que organizaron las protestas, dijo: ''Este es el mejor día de mi vida' y agregó que el país ha sido liberado tras décadas de represión. Luego expresó que espera una ''hermosa'' transición.

Frente al Palacio Oruba de Mubarak en el norte de la capital, mujeres en los balcones ululaban con el trino jubiloso con que se festejan bodas y nacimientos.

Ahora los observadores esperan reacciones de las fuerzas armadas, la institución más poderosa del país, para saber cómo manejarán la transición. Antes de la renuncia, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, integrado por los generales de mayor antigüedad, juró guiar el país hacia la democracia.

Abdel-Rahman Samir, uno de los organizadores de las protestas, dijo que el movimiento iniciaría negociaciones con las fuerzas armadas, pero aseguró que aquéllas continuarían para garantizar la realización de los cambios, pues detenerse ahora “es como si no hubiésemos conseguido nada”.