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Columnas

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+ CPA va en serio contra los corruptos

+ En Empalme, el alcalde destaca inversión

+ Primer funcionario municipal en activo, denunciado

EMPALME, Son.- El anuncio del contralor sonorense Miguel Ángel Murillo de inhabilitar a funcionarios del padrecismo que hizo retroceder décadas a Sonora, fue un pequeño paso en esa descomunal lucha de Claudia Pavlovich para devolver la confianza en la autoridad y hacer ver a los políticos que ella no tolerará la impunidad.

Fueron 18 inhabilitaciones anunciadas para evitar –si la impunidad no se vuelve a imponer—que los sujetos que arrasaron con el futuro de los sonorenses vuelvan a ocupar cargos públicos.

Pero si fue un pequeño paso hacia esa meta de hacerlos responder como se debe, se vuelve un largo salto en cuanto a la atención que la señora Claudia y el contralor de la ronca voz lograron de la gente de a pié, cuando confirman que no parará todo en esa simpleza. Los malos deben resarcir el daño patrimonial.

Es decir, los exfuncionarios de la administración estatal 2009–2015 deben devolver el dinero robado al erario, mediante una sanción por 6 mil 259 millones 140 mil 492 pesos. Hay más notificaciones, pero todavía se esconden sus destinatarios, algunos de los cuales enfrentarán procesos penales en los fueros local y federal.

Van 40 expedientes de Contraloría General enviados a la Fiscalía Especializada para Investigación de Hechos de Corrupción, y mil denuncias, de las cuales se integran los expedientes para proceder. Se nota pues, que el pequeño paso para perseguir el delito, es gran salto en la recuperación de la confianza que doña Claudia intenta a favor de servidores públicos, quienes hasta el último día del padrecismo solo eran vistos como “una bola” de ladrones y abusivos.

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+ Más deuda para Guaymas

+ Denuncian a González Véjar

+ Porquerías contra denunciantes

GUAYMAS, Son.- Preocupa escuchar que el Congreso del Estado dio luz verde al nuevo financiamiento a Guaymas, dizque para reducir efectos del endeudamiento previo a partir de buscar nuevas condiciones en plazos como en costo financiero.

Hace apenas dos años hizo lo mismo el endeudador municipal Otto Claussen Iberri y consiguió 365 millones de pesos que la contabilidad registra incompletos en su ingreso a la tesorería del puerto, y ahora Lorenzo De Cima resuelve el “tremendo problema” de la manera más fácil: dispara la deuda a más de 400 millones de pesos. Hace otro hoyo para tapar el previo.

¿Necesario? Si. No avanzará el Ayuntamiento sin saldar obligaciones y la comuna no produce tanto como para pensar en caminar sola. El problema es –válgame la redundancia--, que no hay problema, hasta que se crea para luego apelar a la necesidad.

Ejemplo el caso de la basura: se deja de recoger cuando es responsabilidad oficial, mañana la gente protesta, encontrando en entregarle el negocio a una empresa privada la solución. Pero si la empresa no cumple, no hay manera de obligarla ante lo blandito que resultan los alcaldes al hacerse necesario –esa necesidad no la disputan con tanta vehemencia— obligarlos a cumplir.

Así no se podrá sacar adelante el changarro y pedir prestado será la constante. Será la tienda de raya que satanizamos de la época prerevolucionaria y el negocio financiero de la banca una pesada carga para la comuna, pero decirlo puede ser complicado. Se jala un hilo que se convierte en grueso cabo, cual ocurrió con la denuncia de hace unos días contra quienes acaparaban la publicidad que compra Palacio.

Resulta que el dueño de una firma que pasa sin cuestionamiento toda factura por publicidad e imagen, es de Germán González Véjar, joven hermosillense nacido en Guaymas y reconocido como político porque sabe hacer negocios. Lo que está mal es que lo haga como oficial mayor del Ayuntamiento. Es decir, quien autoriza y paga todo lo que le cobran a la comuna. Muy, muy distinto a otros proveedores de bienes y servicios al Ayuntamiento que tienen meses tras el cheque que nunca se autoriza. La lista es larga.

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+ Que devuelvan lo robado

+ "Desvincular", sí, pero así no

+ Acabo la luna de miel PAN-PRD

GUAYMAS, Son.- Felicidades, señora Claudia Pavlovich por su aniversario de bodas.

También, porque resalta entre varones en la Conferencia Nacional de Gobernadores; y ya que estamos en eso, porque en Sonora sigue poniendo las cosas en su lugar, lo cual se conoce con los pelos de la burra parda en la mano, a partir de las anunciadas acciones del fiscal anticorrupción del nombre al revés, que ya envió a prisión a un ratón de docenas que tiene en la mira.

No se queda atrás el contralor Miguel Ángel Murillo al anunciar con su voz de trompeta demandas contra exfuncionarios, para quienes pide inhabilitaciones por 20 años. Y mejor aún, exigirá devolver lo que se llevaron, unos 6 mil millones de pesos y la cuenta sigue.

El dedo en la llaga terminará con el “me viste, te reíste”. Tarda el proceso, pero me explican los funcionarios de la persecución, que así funciona esta cacería, para no llegar una mañana por los ladrones, llevarlos a prisión y salir por la tarde con que no hay elementos para procesarlos.

También felicitémosla porque ha ordenado restaurar el ISSSTESON. Allí donde doña Tere Lizárraga hizo chuza pero se complica llevarla al sitio donde el secretario de prensa de Padrés descansa ahora tranquilo de su andar con el sable en la mano. Recuerde, la dama que dirigió 6 años esa institución, recibió una diputación federal que le garantiza impunidad. No vaya a ser que hable pues, y se desgrane la mazorca.

El trabajo del director Enrique Claussen pinta bien, pero exige sensibilidad extrema cuando tome decisiones “duras pero necesarias”. Correr gente no es buena medida, pues la reacción social puede ser desesperada y lo peor es echarles a la Policía encima. Tampoco se vale que claussenistas identificados ingresen como nuevos “trabajadores” de confianza, lo cual desmiente las carencias que obligan a “desvincular” personal, como llama ahora a los despidos.

CRÓNICAS DESDE LA TRIBUNA

El debut espectacular de Cimarrones en Guaymas nos dejó a los aficionados impacientes y ansiosos por volver a vivir la pasión el fútbol en el Estadio de la Unidad Deportiva Municipal.

Cuántas veces hemos visitado la Unidad Deportiva? Cuántas veces hemos corrido y jugado en aquellos campos de tierra? Muchísimas, sin embargo, una sensación muy especial se percibía en esta ocasión, algo completamente distinto.

Llegué al estacionamiento, caminé hacia la zona de ingreso y capturé mentalmente esa primer imagen de un rectángulo verde con líneas perfectamente rectas, banderines en los tiros de esquina, publicidad en los laterales y sonido ambiente. Los cinco sentidos activaron ese chip que me dice: Aquí se va a jugar fútbol profesional.

Era una tarde de "Clásico joven" en la máxima categoría del balompié nacional, pero eso no importó, a poco menos de dos horas del cotejo, la gente ya se concentraba en la puerta de acceso al estadio.

En un abrir y cerrar de ojos, esa tribuna que durante años vimos vacía ya lucía abarrotada, los vendedores caminaban sin respiro de un lado a otro, las frituras, la cerveza, el refresco, el olor a la salsa de las chalupas. Ahora sí, me dije, ya huele a estadio.

La escena cobró más vida cuando el cuarteto de árbitros, vestidos con traje y corbata caminaban lentamente reconociendo el terreno de juego.

Terminaban los equipos de calentar y regresaron a los vestidores. Unos cuantos minutos pasaron y de pronto, una tonada en las bocinas hizo callar a la gente. El Himno de la FIFA resuena y marca la salida de las escuadras en ese protocolo que los guaymenses solo habíamos visto por televisión. Aquí me cayó el veinte: el fútbol mexicano había vuelto a Guaymas.

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+ Permisos falsos para desarrollos; CMCOM, perdió 6 MDP; Deporte, medio para reconciliar GUAYMAS.- No es fácil asimilar tanto lodo en el manejo del dinero público, como el que acumuló la corrompida administración de Otto Claussen Iberri, cuyo pasó por Palacio Municipal dejó daños cuya recuperación tardará décadas.

El viernes se exponían ante el alcalde Lorenzo De Cima trámites cumplidos para crear vivienda de esas que solo gente insensible puede pensar en construir para que vivan --si se puede hacer vida en esos hacinamientos-- trabajadores que pagarán siempre por un sitio lejano a la norma mínima.

Reflejó ira el jefe municipal, me platican funcionarios que iban y venían, sin terminar de explicar cómo ese tipo de “trámites” caminaron el largo trecho de la burocracia municipal del podrido trienio. El punto es, gran parte de los papeles que allanaban requisitos exigidos por la autoridad, son falsos.

Todo documento fue recibido por un empleado, fue al inspector, al supervisor, al jefe del área y con sello y firma la devolvió el titular de la oficina. Obras Públicas y Control Urbano supieron del procedimiento y pudieran –me mostraré ingenuo—haberse equivocado… o corrompido.

Sin darle mucha vuelta, el responsable de las leperadas al final del día es el alcalde; en ese momento, el director de Infraestructura Urbana –Roberto Banuet--, de quien ya nadie se acuerda pero no está en este momento preocupado por el mañana.

Haydeé Ochoa, ingeniera de profesión, asumió el cargo de Banuet. Es ahora la jefa en el área. No es experta. De hecho es muy joven, cosa que llamó la atención del sector de la construcción, pero nadie opina públicamente para no “embroncarse” con el alcalde en turno. Hay poca obra y esperan que “les tiren con algo”, como me explicaba alguna vez genuflexivamente el antecesor de Julio Rodríguez en el Colegio de Ingenieros Civiles y Arquitectos de Guaymas.