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La Unidad Azul

Agustín Rodríguez L.

          GUAYMAS, Son.- El Partido Acción Nacional maniobró bien, hasta donde puede decirse, tras el telefonema de Juan Bautista Valencia a los principales grillos que por su ambición de ganar la carrera sin ponerse en la cola, hicieron ver mal las siglas.

Es que ya se levantó Francisco López Lucero de su lecho donde cuidaba terminar con el problema que lo puso fuera de acción más de dos meses y conforme a la instrucción razonada en Hermosillo, su primer “acto oficial” fue ver a César Lizárraga a su ofi cina de Palacio.

Ah, con que afecto lo saludaron funcionarios y regidores que esperaban una sesión, lo cual confirma carisma del líder panista local, pero ataja rápido, no lo usará para buscar posiciones el 2012, pues su mandato termina 3 meses después de la elección.

Bueno, así decía Bernardino Cruz Rivas –¿Se le cayó el puesto de Saúl Torres Millán?--, defensor de la idea de sentar al dirigente porque llevaba ventaja sobre otros tiradores, pero cuando se atravesó la candidatura por la alcaldía, la enganchó y la historia dice lo ocurrido.

Lo malo o bueno, según ópticas, es que López Lucero llegó escoltado por sus presuntos 3 caballos de Troya, el secretario general Fortunato Cano Venegas --inocuo sin los dos restantes--, Óscar González y Héctor Hernández.

Son quienes recibieron la rechifl a en el PAN por una militancia que los vio cual ave de rapiña cuando dijeron que “el Panchito ya no va a volver, su enfermedad es muy grave” y pidieron escoger nuevo líder.

Dice el reportero Manuel Santín que Hernández le espetó su “soy casi, casi presidente” del Comité, pero poco después los panistas de años, le reprochaban y retiraron, junto con González, de la sede.

Eso refl eja pleito y no debe salir a la luz. Pero salió, y eso motivó la visita en conjunto, porque Bautista Valencia ve que los dos señalados aportan para la luz, las sodas, las galletas y demás, pero “los viejitos”, pues no.

Y es que Óscar González invierte en su presunta candidatura a diputado local, lo cual confi rma con la invitación a su fi esta de “cumple”, una tarjeta alargada con su foto al pie, en medio el “logo” panista pero en lugar de siglas, el 40 de sus años y los colores azul y naranja de uso en campañas.

Hernández no se adelanta. Sabe cuándo dar el golpe. Su ambición es la alcaldía, como lo planteó en Cajeme, su tierra, en fi esta de amigos a quienes presumió su gran ventaja sobre los demás.

El jefe de la ofi cina de enlace con Profeco que fue candidato por el Verde y perdió pero si por mucho, canta cercanía con gente que le ayudará a su meta, pero no en Obregón, donde debería ser, sino en Guaymas.

Son el hermano de un senador priísta muy conocido y quien lo sostiene en el IMSS con tantas incapacidades para poder andar de grillo, además del ex alcalde Sóstenes Valenzuela. ¿Será? El caso es que la visita borró el golpe dado por un diario obregonense sobre el divorcio de César Lizárraga del panismo, de donde lo habían corrido.

Ni divorcio --¿El PAN dejar ir a un alcalde? -- ni expulsión, pues don César la jugó como externo y ganó, así que el paso era y sigue siendo, pedir su registro y hacer exámenes, lo cual según los tiempos, es entre febrero y marzo próximo.

Así que todo resultó bien y se pudieron ir tranquilos a la sesión del Cabildo.

UNA BAJA ANUNCIADA Cristina Navarro Fernández es una profesional de la arquitectura que se desenvolvió como tal en Hermosillo antes de aceptar la encomienda de cuidar el desarrollo urbano guaymense.

Dejará hoy el cargo de director de Desarrollo Urbano y Ecología a Jesús Morales Uruchurtu, un elemento curtido en ese tipo de metas.

Cristina no desertó, acomodó todo para borrar cualquier problema y se sentó con quien manda en Palacio para seleccionar sucesor afín a lo que viene para Guaymas.

Hace un mes había planteado esta separación y la única duda que guarda es si acepta una encomienda similar en el plano estatal, o su incursión en la iniciativa privada que ofrece gran futuro a gente como ella. Puede escoger, de todos modos le irá bien.