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Lilly Téllez, el pesado fardo de esta campaña

HERMOSILLO, Son. - La exconductora de televisión Lilly Téllez está haciendo buenos los pronósticos en cuanto al papel que le tocará jugar en esta contienda: el de francotuiteadora golondrina que no hace verano en el estado.

Uno esperaría que los protagonistas de la justa electoral elevaran el nivel en lugar de los decibeles del debate público, pero a estas alturas estaremos de acuerdo en que Lilly Téllez no llegó a la participación política para hacer propuestas, sino para ametrallar con descalificaciones, insultos y gracejadas fallidas a sus adversarios.

Y está bien. Una parte del público lo único que tiene en las contiendas electorales es el morbo y el divertimiento por el escarnio y las bofetadas de payaso, pero hay otro sector que tiene claro que es el terreno de las propuestas y las ideas, no de las ocurrencias donde residen los elementos para decidir su voto. Y no es ese el terreno en el que gusta moverse la exconductora televisiva.

Las campañas ciertamente lucen hasta ahora desangeladas, un tanto amodorradas y lo que muchos han detectado en la ciudadanía es más bien el desánimo que a la postre podría traducirse en abstención. Con candidatos (as) que privilegien las payasadas por encima de las propuestas ese parece ser el destino. Un destino que, por cierto, a quienes menos conviene es a los partidos que integran la Coalición Fuerza y Corazón por México, que pudiera estar condenada a perder más votos que los que se le han venido fugando desde 2018.

Recordemos que, hasta la elección previa a esa, en 2015, el PRI y el PAN se repartían los votos en Sonora en umbrales que rebasaban los 300 mil para cada uno. Claudia Pavlovich ganó con más de 400 mil, lo mismo que Guillermo Padrés.

Pero en 2018 se fueron a la lona y en 2021 le repitieron la dosis. El padrón electoral y la participación ciudadana no ha variado sustancialmente desde entonces, pero la orientación de los votos sí. Los números muestran que el PRI ha perdido más de 150 mil votos y el PAN más de cien mil. Si eso no les indica nada, creo que no están haciendo el análisis correcto, como evidentemente no lo hicieron al postular a la señora Téllez.

Ella, desde luego no tiene nada que perder pues pase lo que pase tiene asegurados otros seis años en el Senado (¿alguien recuerda alguna iniciativa propuesta por ella desde 2018?) pero la oposición a Morena sí podría estar entrando en esa zona en la que resulta divertido festejar las ocurrencias y los desplantes, pero a la hora de contar los votos la risa se les congela.

Además de eso, junto con Iván Jaimes, el suplente en la fórmula de Manlio Fabio Beltrones, Lilly Téllez quiso meterse al tema del subsidio a las tarifas eléctricas buscando posicionarse a partir de argumentos no del todo consistentes y sí muy tendenciosos.

Ellos sostienen que el convenio firmado entre el gobierno del estado y la Comisión Federal de Electricidad no es permanente, que el recurso para subsidiar las tarifas proviene de las arcas estatales y que el convenio está en peligro porque el estado adeuda a la federación una suma millonaria.

Citando al propio Beltrones, aunque sin mencionarlo por su nombre, el gobernador Alfonso Durazo respondió desde su mañanera el pasado martes y suscribió que ‘en campañas se dicen muchas mentiras’, agregando: “esta es una de ellas”.

El gobernador apuntó que el recurso proviene, como siempre ha sido, del gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y que la temporalidad del convenio es solo en una de sus partes, más no la fundamental, que incluye la ampliación del plazo en el que se aplicará el subsidio lo mismo que los rangos de consumo.

Incluso recordó que siendo secretario particular del presidente Vicente Fox, allá por el 2002 el ya empujaba ese tema y desde entonces se mantiene en esa lucha, lo que ha sido reconocido hasta por el dirigente de la Unión de Usuarios de Hermosillo, Ignacio Peinado Luna.

Es claro que estamos en campaña y todo tema será necesariamente inscrito en el campo de la política electoral, pero en este caso creo que a Lilly e Iván les falló el tiro.

II

Solamente en las cúpulas partidistas podrían explicar cuáles fueron los criterios para la selección de candidatos al Senado en Sonora, pero resulta inevitable establecer comparaciones en las campañas de la fórmula Beltrones-Téllez.

La señora es una ‘standupera’ que difícilmente se le verá empolvando las zapatillas en las colonias populares o articulando un discurso propositivo. Indiscutiblemente es buena en el pleito de callejón, en el arte de la provocación y en el zafarrancho discursivo, pero fuera de eso no trae nada más en la chistera.

Beltrones se encuentra en las antípodas de eso. Tiene, a no dudarlo, un larguísimo colmillo y un historial que particularmente en Sonora lo confronta con el grupo gobernante, pero no es un tipo que se manche las manos en las peleas en el lodo. Para eso tiene a otra gente y, diríase sin miedo a errar mucho, que una de ellas es Lilly Téllez y la señora protagoniza bien su papel.

Baste señalar que ayer, en un amplio salón de conocido hotel del norponiente de la ciudad, Beltrones convocó a un nutrido contingente de personas, mayoritariamente de la sociedad civil.

Sí, desde luego se hicieron presentes varios personajes de la vieja guardia priista, pero bien podrían pasar desapercibidos en ese atiborrado auditorio que, dígase lo que se diga, habla de capacidad de convocatoria y movilización orgánica; gente que fue por su propio pie y que está dispuesta a trabajar en el convencimiento de dos, tres o más cercanos sobre la viabilidad de esa candidatura.

El auditorio tiene capacidad, de acuerdo con Protección Civil, para mil 200 personas, pero resultó insuficiente y se tuvieron que instalar sillas en el hall, mientras otros aguantaron en las afueras del local hasta que terminó el evento.

A diferencia de su compañera de fórmula, el exgobernador aborda los temas de coyuntura y enfatiza los yerros del gobierno federal: el fracaso de las políticas de seguridad, el mito del sistema de salud danés y los riesgos de la centralización del poder en un gobierno sin contrapesos institucionales y sociales.

Después del evento de campaña de la candidata motenista al senado, Lorenia Valles en Guaymas, donde se notó la convocatoria y la convicción de la concurrencia, el de ayer con Manlio Fabio Beltrones es el segundo que me ha tocado ver en esta desangelada temporada electoral, donde sí se hizo presente el espíritu de la pelea por los votos.

Difícilmente se pueden elaborar prospectivas concluyentes sobre la contienda a partir de uno y otro evento, pero hay señales claras de que la verdadera pelea por los escaños en el Senado está entre estas dos fórmulas, que por cierto tienen los recursos humanos, materiales, tecnológicos y logísticos para llegar al dos de junio disputando palmo a palmo cada voto.

La fórmula de Morena descansa mucho en el posicionamiento de la marca y la impresionante dispersión de presupuesto para apuntalarla, independientemente de sus candidatos; la fórmula de la alianza PRI-PAN-PRD nada a contracorriente apostándole todo a un personaje que es el receptáculo de todas las animadversiones en la casta gobernante, pero que no debería ser subestimado solo por ello.

Beltrones trae, además de esa carga negativa que dimana de su condición de icónico personaje de la vieja clase política, el pesado fardo de una compañera de fórmula que no ha entendido ni entenderá que las proclamas de la ultraderecha suelen ser ruidosas, pero encuentran su caja de resonancia en apenas un 30 por ciento del electorado, insuficiente para ganar elecciones en el contexto actual.

Colofón

Solo para reforzar esta idea, tomo como ejemplo el microcosmos de un distrito local en Hermosillo donde el padrón es de 110 mil electores, pero en la elección pasada votaron apenas 34 mil. Allí Morena le dio una tunda a la oposición superándola con más de diez mil votos en 2021.

En un distrito donde vota solo el 34% de la lista nominal, el problema no son los candidatos, sino el desánimo, la apatía y el desprecio de una ciudadanía que se siente ajena a la efervescencia electoral que aparece en los y las interesadas en las campañas.

Si la oposición a Morena no consigue motivar a una participación ciudadana de más del 60% del padrón ya se pueden ir despidiendo del ‘Plan B’ de Beltrones.

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