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Agustin Rodriguez

Estas líneas...

+ Otto y Guzmán, monedas de cambio         GUAYMAS.- No sé cómo estará Nogales o Cajeme, pero Guaymas ansía ver llegar a 2016 y comenzar a ver el buen resultado de las gestiones de Claudia Pavlovich, para acomodar el tiradero dejado por los funcionarios idos, que mostraron sus largas uñas en perjuicio del bienestar negado a los sonorenses y de paso, a los porteños.

Es que me dicen, Ramón Guzmán dejó peor la fronteriza y helada ciudad que Guaymas –lo que ya es mucho decir—y que el “Roger” Díaz Brown tampoco hizo malos quesos en Cajeme, aunque tengo entendido que no fue tanto.

Camino al sexenio que intenta reacomodar tanta cochinada del fracasado “Newson”, se observa sí, que habrá problemas para llamar a cuentas a los pajarracos que saquearon Sonora hasta exagerar, porque la uña larga del Guzmán bellotero o el hermosillense nacido en Guaymas del Otto Claussen, volvieron moneda de cambio la pesquisa judicial al desaparecer de los tronados municipios algo así como mil 300 millones de pesos y la cifra ya cuenta para una negociación política.

Pueden pues, el cleptómano teutón y el vampiro fronterizo nivelar balanza a la hora de pesar a la carne de presidio y tener que dejar las cosas como están.

Fíjese no más, hablar de estas cosas cuando los decembrinos días en marcha debieran ser para cosas gratas. Pero es difícil, cuando la comunidad resiente la cultura similar a la ley de la jungla, donde se juega con el voto, se insulta a la democracia y los representantes completan el insulto saqueando el magro presupuesto. El riesgo es que la tragedia continúe.

Lo bueno es que en Guaymas la autoridad prefiere parar un poco el chisme de la investigación del torpedo bajo la línea de flotación del barco, para concretarse a lo legal; agrega tranquilidad verlos reunidos en cenas y posadas donde demuestran su convivencia pacífica y trabajo en unidad.

Cenaron en el restaurante típico azul de la García López donde hasta lágrimas brotaron; siguió la posada en el patio Central de Palacio Municipal, que también sirve para eso –viera la atractiva moda invernal exhibida por los invitados— y ya entre menos gente, el encuentro nocturno en conocido hotel de San Carlos.

No se preocupe, la ley prohíbe gastar dinero público en celebraciones, así que el tesorero Arturo Lozano González hará el descuento a los participantes, para cubrir poco más del medio millón de pesos aplicados para esos menesteres. Hasta septiembre esas convivencias las pagaba Tesorería, pero tiempos traen tiempos.

DIPUTADOS, BUENAS CUENTAS

El viernes hubo desayuno con la diputada federal Susana Corella Platt, pretexto para conocer logros en la gestión de recursos para Sonora. No pueden quejarse los 39 municipios de su Distrito, el 04, pues al millonario fondo global logrado por ella y sus colegas, se agregan adiciones para respaldar tareas afines a la gente de esta amplia geografía.

En cuanto a grandes proyectos de desarrollo en Guaymas y Empalme –más de 2 mil millones de dólares se están invirtiendo—, dice que se harán “porque ahora sí tenemos gobernadora”, y llegarán también los servicios, porque nada crece sin ellos y están en el diseño de la expansión regional. Es, la diputada, una buena promotora del quehacer de la jefa del Ejecutivo.

Lo cual me hace reconocer que ha salido bueno el diputado local por Empalme, el exaporreador José Luis Castillo, cuya falta de tablas en política es suplida con talento natural y buena intención. El deporte resalta en su proyecto y da pasos que se reflejarán el año entrante, cuando doña Claudia tome el control del estado y los programas del ayer dejen de entorpecer el futuro.

Entre ediles, me confirman que zanja diferencias José Antonio Cházaro, quien se sintió agredido por el titular de Desarrollo Social Juan Carlos Valenzuela, al negarle láminas para entregarlas a nombre propio y del PAN –son recursos de Sedesol, pero a los políticos chafas le vale delinquir así—y en su vociferación pidió hasta examen antidopaje contra el joven funcionario.

Cházaro se cree eso de su autoridad como regidor, cuando no puso un peso para la campaña y su voz no se conoce en el Cabildo. Eso sí, sueña ser candidato en 2018, acelerado por quien lo tripula, el delegado del PAN –nunca hay presidente en ese comité-- Juan Pedro Montijo, a su vez pilotado por el diputado local Manuel Villegas, quien hace tenebra para suceder a Lorenzo De Cima en 2018 intentando primero que su pasado no lo alcance, lo cual confirma con su aprobación a priori en cuanta propuesta recibió para efectos del presupuesto estatal de 2016, cosa que solo sorprendió al albiazul, no a quienes le conocen.

Ah, y el regidor Rubén Contreras Herman pide aclarar que no iba a México a asuntos personales a costa del Ayuntamiento. Tampoco “charolea” con los nombres de la gobernadora y la diputada federal. Servido, señor, aunque Contraloría dice cosas distintas. Al tiempo.

Y si alguien puede decirme que hace el exdestructor… perdón, director del delfinario Sonora, Carlos González Nemer, al lado de reconocidos priístas que pueden aparecer en boletas el 2018, dígamelo. Yo no lo entiendo.

De todos modos, tengan una muy feliz Navidad y que el 2016 sea de mucha prosperidad. Les abrazo.

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Y se consumó el atraco

GUAYMAS, Son.- “Un trinque bien hecho, no es trinque”.

Lo confirma la convulsionada sesión del Cabildo guaymense primero suspendida, luego retrasada, que avaló regalar un terreno robado hace dos décadas.

Le platiqué la historia, pero el mundo actual gira con tal rapidez que nos hace olvidar cosas, por eso le recuerdo que en los noventa, el “superasesor transístico” –así se le conoce en el mundo financiero al que recurre gente que ocupa manejar dinero—Gastón Villaseñor, construyó sobre un arroyo un edificio para operar una maquiladora y bardó el resto para el futuro.

Ahora que casi terminan el carísimo bulevar Costa Azul –nombre dado por don Víctor Pierre Mussio, cónsul de Mónaco hasta los 90, cuando la debacle pesquera hundió a los cooperativistas y allí estaba Gastón en el río revuelto— se ocupa pasar sobre ese suelo, pero al aludido asustó con el petate del muerto a los ediles a través del asesor jurídico Carlos Mexía, de quien me habían contado mejores cosas.

Aprobaron el regalo porque la posesión tenía décadas y Ayuntamientos previos recibieron el pago de sus prediales. Mochos, pero pagos al fin. Ni el poderoso edil azul Eduardo “El Pin” González pudo detener a Mexía, quien se dejó caer en el primer round con un golpe de tanteo. Si viviera su padre, funcionario de don Enrique Claussen en los 80, sonrojaría, sin duda.

Nunca sostuvo la tesis legal de que los bienes municipales son inembargables, imprescriptibles y todos los “ines” que usted quiera, ni que un arroyo no debe taparse so pena de inundaciones como ahora ocurre.

Por eso no impuso la Ley por utilidad pública, como hizo para cerrar la casa hogar Guaymas, con operativos policiacos y gritos imponentes de funcionarios que encabezó. Ese procedimiento debió aplicar con la barda construida por Gastón, ex tesorero de Otto Claussen, para evitar el atraco, pero ya lo predicaba el Benemérito: “a los amigos ley y gracia, a los enemigos, ley a secas”. Suponiendo que la amistad lo haya persuadido.

Más aun, ahora resulta que Gastón se vuelve amigo y hasta se le descartó de la lista a comparecer por agarrarle la pata a la vaca en eso de las cuentas mochas de Otto Claussen. De la lista de casi 40 –como Alí Babá y sus ladrones— solo quedan 17, con tendencia a la baja. Quedaría en cero, pero quieren asustar más al Claussen malo y quitarse las ganas que le traen al ex contralor Héctor Hernández, por el odio jarocho que le tienen sus ex correligionarios panistas “por entregarse al Otto”.

¿Y Otto? Se preguntan otros. Bueno, entró en el tobogán y como sabe de negociación política, hizo ofertas para librarla, aliado –ahora que  es rico-- con inversionistas de Monterrey y Saltillo, acción que inhibe odios, aunque como diría uno de los principales en el círculo de mando en el puerto, “le va a costar muchos dinares”. Confieso que no le entendí.

Pero siguen perdidos los 365 millones y el Cabildo también dijo sí a la renegociaron de 380, para sacar agobios financieros del aún joven trienio; pagará las trácalas del alcalde anterior y la comuna sigue en una casa de empeño por los próximos 20 años que captará el 54% de sus ingresos.

Lo importante es que se tapa el boquete bajo la línea de flotación del barco llamado Guaymas, provocado por “el depredador” Claussen, aunque me dicen que el proceso legal seguirá. Eso es bueno, porque si no hay castigo, se estimula el robo y el daño.

De paso, me cuentan que hay 55 guaruras cuidando las espaldas de los 5 funcionarios municipales principales. Y los traen hasta secretarios de secretarios. Creo que no tardan en sacudir el árbol y la iniciativa la puso en marcha el regidor azul Raúl Sánchez Almeida.

También cuentan que la fracción priísta en el Cabildo ya es de dos regidores, pues Alfonso Uribe y Jimena Jaramillo desconocieron a Rubén Contreras Hermann como líder, porque éste agarró monte al votar, presumiendo tener línea de la gobernadora Claudia Pavlovich a través de la diputada federal Susana Corella. Anda mal el muchacho que viajaba con el ex contralor a México a asuntos personales, pero con dinero del Ayuntamiento.

Y en la colonia Adolfo de la Huerta volvió la normalidad, tras el desastre que provocó la lluvia de septiembre. Todo mundo felicita el operativo coordinado, pero hasta ahora se sabe que Francisco Javier “El Pío” Ponce, ex regidor panista y ahora cercano al poder municipal, es quien se encargó de concentrar maquinaria local y dirigir los pagos, para que limpieza y desescombre resultara bien. Qué bueno. Ah, y pagó en efectivo.

SONORA LIBRARÁ EL CAOS

Epifanio Salido es el más felicitado de los diputados locales de Sonora, al encauzar debidamente la negociación que reunió el apoyo a la renegociación de la deuda que pretendía la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano.

Ahora, el estado tiene un respiro luego del caos administrativo y financiero que le dejó el padresismo y su “nuevo Sonora” y las cosas retomarán su lugar. Los sonorenses lo merecemos.

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+ Sospechosos comunes

GUAYMAS.- La mañanera disputa se escuchó “hasta afuera”. Eran regidores guaymenses primero en la Secretaría del Ayuntamiento, después en la sala del Cabildo y enseguida en la oficina de planta baja del histórico Palacio Municipal donde según ellos, atienden “al pueblo” que demanda bienes y servicios.

Primero discutían dejar pasar o no el dictamen que pide al Congreso del Estado para ver cómo llevar presos a partícipes de la corrupción que tiene la huella digital de Otto Guillermo Claussen Iberri; segundo, ponen el grito en el cielo por el baratísimo convenio que el Ayuntamiento hará con una cervecería, pero al final no lo es, pues la vendedora del embrutecedor líquido se llama robada ¿a que no sabe usted por quién? Sí, por el teutón Claussen.

Y tercero, porque el Ayuntamiento tendría que regalarle (cesión de derechos, dicen) un terreno a Gastón Villaseñor Lozano, para que el autollamado empresario permita disponer de un baldío derribándole una barda, que se robó (si no fue así, por qué tiene dueño una reserva para calle) hace tiempo por donde crece el bulevar Costa Azul.

Una vez lo definía Marco Antonio Ulloa, ahora regidor del MC –el que es perico donde quiera es verde--, donde hace contar su voto cuando se trata de transitar en el camino de la ley. Así decía:

“Cada obra que anuncia Otto Claussen, es un acto de corrupción”. Era la era claussenista, cuando estaba robando, no ahora que ya se llevó todo lo hurtado. Cuánta razón tenía, a partir de los 365 millones pedidos a un banco hoy extraviados pero que deberán pagarse durante 20 años a partir de septiembre de 2015. Otra magnífica conveniencia para el raterísimo trienio terminado.

Eso vuelve diminuto el punto donde la cantidad pedida a la cervecería del águila negra por hacer fiestas todo el año, Carnaval incluido –1 millón y medio de pesos por año--, solo reflejaría incapacidad para negociar o algún monto deslizado bajo el escritorio, lo que se demuestre primero.

Pero no. Pasa que en la época en la que el de apellido germánico hacía tranzas con la presentación de artistas en el Malecón Turístico –cuidado señor De Cima, ya hubo navajeados en un borlote de promoción al alcoholismo--, pidieron “patrocinios” que todavía le deben, al margen del Instituto de Festividades, y habrían llegado directo al escritorio del Claussen malo, mientras el ahora regidor Alfonso Uribe apelaba a la buena voluntad de sus amigos para captar recursos estatales y federales de apoyo a la fiesta. Y por eso lo traen en vueltas. Ni modo, nunca creyó cuando le decían que andaba entre pillos.

Volviendo al bulevar Costa Azul, urge, pero Villaseñor quiere otro pedazo más grande y sobre la arreglada vía, a cambio de usar su posesión ilegal que tapa un arroyo. Un suelo escriturado con el que lava el robo al patrimonio guaymense.

Gran parte fue bloqueado en los 90 por un edificio donde operó una maquiladora, pero los negocios si no son con dinero público, no se le dan; así que tronó y de paso, generó inundaciones con víctimas reconocidas, como una radiodifusora cuyo propietario puede dar más detalles de ello, pues debió cambiar de domicilio.

Gastón dice que “los tengo agarrados de los hue…”. Parece que sí. Tendrán que darle ese suelo o no terminarán la obra el 30 de diciembre, día límite, y se perderá dinero federal por conveniencias léperas de los funcionarios idos. Ah, Villaseñor Lozano fue tesorero Municipal y nunca dijo nada de ese terreno hasta ahora.

Conclusión, no hay inocentes aparentes entre los cercanos al exalcalde. Al ver la historia contable, se vuelven sospechosos comunes y es cuando más urge aclarar cosas. Si ahora salen con que son inocentes, entonces: ¿dónde está el dinero, mucho, que se perdió de las arcas municipales?

Le sugiero leer el dictamen propuesto para su envío al Congreso del Estado, donde analizarán raterías y verán cómo meter al bote a los ladrones. Aquí se lo damos a conocer completo, salvo modificaciones que logre la presión priísta a través de sus regidores, donde al menos uno, quizá dos, no tienen la voz completa.

DESCOMPOSICION SOCIAL

El sábado, en Empalme, al mediodía y en céntrico crucero, tres sujetos reñían contra un joven de 16 años. Los atacantes lo rodearon y de pronto uno de ellos, de esa edad, asestó certera puñalada al primero y lo mató.

Parece un pleito de chamacos y ya, pero no. Los cuatro tenían antecedentes de vagancia. Solo faltaba derramar sangre y ya ocurrió. Pésima noticia ver tanto jovencito que abandona el bien vivir y ahora la sociedad está conmocionada por la dimensión del problema.

El alcalde Carlos Enrique Gómez lo entiende y dice que fomentará la integración familiar. Eso está bien. Pero también acciones inmediatas para frenar un poco de lo que hay detrás del crimen y que ya provocó una reunión del Consejo de Seguridad Regional convocada por la fuerza armada naval, primer paso en mucho tiempo no para parar el grave efecto de la guerra perdida contra las drogas, pero sí al menos para controlarlo un poco.

Estas líneas...

Ya se rompió el cántaro, a actuar

GUAYMAS.- Las comparecencias de exfuncionarios municipales empiezan a aburrir por escándalos más de defensores oficiosos que de los implicados en el saqueo provocado por Otto Claussen, el hermosillense nacido en Guaymas que repitió su habilidad mostrada cuando fue director del ISSSTESON.

Comparecen –o deben hacerlo—para explicar por qué no aparece mucho del dinero que el pueblo les confió y porque, entiéndanlo, ya se rompió el cántaro de tanto ir al agua. Ni en Guaymas ni en Sonora los políticos tuvieron freno al mostrar sus uñas y revelar su exacerbada cleptomanía cuyo origen es la impunidad. No castigarlos, robustecerá al monstruo que sigue destruyendo al país.

Pero como ha ocurrido en muchos lugares, el exalcalde Claussen prefirió quedarse en su millonaria casa de playa en San Carlos, porque a su juicio, nadie le tocará un cabello. Todos roban, es su cínica excusa. De paso, esa casa frente al mar costó mucho dinero, pero no 30 millones de pesos como en mayo pasado lo denunció el excandidato de Morena a la gubernatura, Javier Lamarque.

Creo que el priísta que saltó al PRD para ser alcalde de Cajeme y hoy sigue a López Obrador, escuchó sobre un negocio que le dejó como utilidad ese monto a don Otto, y pensó que la casa era el pago. No. La vivienda que dista de ser como las que financia el Infonavit, fue apoyo de amigos sancarleños y sí, la terminó con algo de esa utilidad que no habría reportado al Sistema de Administración Tributaria.

Pero así como es criticable lo hecho por “El teutón” y lo que ahora hace para pitorrearse de la ley, lo es –en menor proporción por supuesto—que funcionarios actuales de la comuna guaymense se arrojen sobre modestos colaboradores de ayer. No es por allí.

Resulta que el comunicador Oscar Velderráin trabajó con Otto dirigiendo la oficina de Prensa a condición de no acercarse al presupuesto asignado. Traerlo en vueltas es ocioso, pero consígnese que nunca lo citaron formalmente, pues el documento que entregaría un policía en sus manos, quedó sobre el escritorio de una personita cercana al alcalde Lorenzo De Cima.

Cuando se dio cuenta de su error, el novel funcionario cuya fama actual surge de pecados de su aún cercana juventud, lo llamó pero ya era tarde. Para borrar la mancha de su descuido, le pidió firmar un papel con declaraciones impresas so pena de represalias como frenarle su negocio ¡de venta de hot dogs en la vía pública! Por favor señores, más seriedad.

El dinero hurtado no está en ese nivel y para seguirle la huella, los pelos de la burra parda los tienen en sus manos, así que no se hagan bolas. Espero que al señor Claussen si le hayan citado, si no, detengan el juego y ratifiquen la impunidad, para que canten victoria los lugartenientes, la pandilla que manejó Tesorería y Obras Públicas. Lo de Seguridad Pública requiere otro tipo de investigación.

Porque estuvo muy bueno el espectáculo circense de llamar a cuentas al empresario radiodifusor Alejandro Padilla Ruiz, bajo sospecha de que cobró muy caros los espots en su radiodifusora. Ahora resulta que comprar caro es irregularidad del vendedor, no del comprador.

Esta semana ese juego que todavía no arroja nada bueno, comenzó con el extesorero. A ver qué dijeron y quién sigue, pues todo es a oscuras. Ah, y el contralor andaba en México, así que el titular del Jurídico la hace de juez y jurado.

AGUA: SI, PERO NO TAN PRONTO

El agua de la dasalinizadora que prometió doña Claudia Pavlovich llegará, pero no pronto.

Falta estudiar dónde hacer los pozos salinos, el proceso y qué hacer con la sal sobrante. Un litro de agua produce la mitad; la otra mitad debe devolverse pero con el doble de concentración salina, en perjuicio del ambiente, así que primero es el informe científico y luego lo técnico.

Enseguida, sanear organismos operadores que, como en Guaymas y Empalme, Hermosillo o Agua Prieta han hecho cosas que nadie fiscaliza, por eso sobreviven en quiebra crónica. La buena del director estatal es que ordenó sanearlos, pero ya hay reacciones por las inercias perniciosas creadas a la sombra de campañas políticas que, en Guaymas, significan plantones y cierre de oficinas.

Vamos a ver de qué están hechos Avila Ceceña y el administrador local Roberto Romano. Si se doblan, será muy conocido. Y como siempre, pagarán los usuarios.

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+ Ahora sí, agua suficiente GUAYMAS.- Hace tiempo los científicos más reconocidos del mundo en materia de agua potable, reunidos en San Carlos, hablaban del futuro cercano, cuando las necesidades del recurso obligarían a buscar nuevas fuentes de abasto entre las cuales estaba –la más abundante—el mar.

Diez años atrás la tecnología era distinta y no se podía, pero ya está al alcance para instalar una planta que puede crecer y elevar la producción de agua desalinizándola desde pozos de playa donde en forma natural se da la primera filtración.

La mañana de lunes, con vista a la preciosa bahía que un día de 1539 don Francisco de Ulloa llamó el “puerto de puertos”, la gobernadora Claudia Pavlovich dio la buena nueva. Construirá la desalinizadora. No más vueltas al tema del agua que ya dio muchas.

Todo indica, será en suelos cercanos a la playa empalmense El Cochórit, donde nacen grandes proyectos de participación federal y privada multimillonaria en dólares y de donde partirá el acueducto de 11 kilómetros para colocarla en los tanques distribuidores.

Todos aplaudieron, pues deja de lado el juego del tío Dolores. Ataja por ejemplo, el grosero anuncio estatal de que en los últimos 5 años, se invirtieron 578 millones de pesos para remediar el problema de escasez y corregir el PROBLEMA DE SALUD PUBLICA en el que se convirtió el drenaje citadino. No estuviera así con la mitad que se hubiese invertido en ello.

También se toma con seriedad el problema del agua, sin alardear de soluciones como el del líquido en las llaves las 24 horas del día los 365 días al año, cual ofreció Guillermo Padrés en agosto de 2014 a un año de plazo. Le advertí, recuerdo, que el problema era ancestral y nadie lo había solucionado.

“Lo sé, pero así dijeron del acueducto Independencia, o de la presa Pilares en el sur… y ya vez”, me respondió. Si, ya veo, digo hoy a la distancia.

Pero bueno, también aquí hubo proyectos de tratamiento cuyas primeras piedras los sepultaron, y de paso generaron riñas entre alcaldes, candidatos y empresarios por el contrato de la obra, caso del 2009 cuando la disputa acabó con las esperanzas electorales tricolor.

Enhorabuena, doña Claudia.

Secretario asustado

Ha de tener razón el secretario del Ayuntamiento de Guaymas Alán Jaramillo Pérez, al preocuparse por lo que pueda pasar cuando se desliza una versión que lo sitúa lanzándose sobre Otto Claussen por las raterías que “El teutón” cometió contra los guaymenses, y de paso llevarse entre los pies a Héctor Hernández, el contralor alcahuete que resultó puro jarabe de pico.

En síntesis, Jaramillo señala amenazas sobre “todo lo que puede pasar” si sigue empujando el castigo para los ladrones. No dice de quiénes, pero es natural pensar en los secuaces del Otto, el enriquecido hermosillense nacido en Guaymas que este miércoles debe comparecer ante Contraloría y explicar cómo hizo para robarse todo lo que falta. O quién lo hizo pues, en caso de que no haya sido él quien desapareció más de 500 millones de pesos.

Ya jalaron a varios. El abogado traficante de influencias y nepotista Ramón Leyva es uno de ellos, impulsor de generosos pagos a sus dos hijos que solo viaticaron 3 años cuando su función era defender intereses municipales en materia legal, que ahora obligan a la comuna a pagar más de 150 litigios laborales.

Otto ya sabía cómo era Leyva, por eso lo llamó. Ahora le será fácil hacer recaer en el litigante y otros como él, culpas por la herida de muerte que le aplicaron a las finanzas guaymenses. Pero en eso de llevarlo ante la justicia, a ver quién gana, si el Ayuntamiento o el ejido San José de Guaymas, donde el también ejidatario defendió perdiendo, gran parte del patrimonio de quienes son ejidatarios de veras. Y son cientos de hectáreas.

Finalmente, acuso recibo del mensaje de Oscar Velderráin, ex vocero de la comuna. Dice que nadie le notificó que debía presentarse en Contraloría a explicar gastos de su oficina el pasado trienio. No lo dudo. Las intrigas palaciegas están haciendo perder el control a Lorenzo De Cima, quien tarda en frenar la práctica de la sedicencia que suple la seriedad de sus declaraciones.

Pero parece que ya ha visto los huecos por donde fuga información y los tapará, para no poner en riesgo su proyecto por unos cuantos dueños de afanes protagonistas que intentan erigirse como líderes del pueblo.